MITOS Y FALSAS CREENCIAS SOBRE
EL SUICIDIO

No. Al igual que preguntar a una persona si fuma o bebe no aumenta su riesgo de fumar o beber, preguntarle si se siente una carga, si querría dejar de sufrir de una vez, si le ha pasado por la cabeza querer estar muerto/a, no la inducirá al suicidio. Es la única forma que tenemos de ayudarla.

Al hablar con esa persona, ayudamos a que salga del aislamiento en que se encuentra, abrimos un canal de comunicación que ayudará a disminuir su ansiedad y su sentimiento de soledad. Eso puede hacerle ver que necesita ayuda y es la única manera de poder rescatarla/o.

No. La mayor parte de personas que han intentado suicidarse han manifestado previamente la intención de hacerlo mediante palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta, lo que solemos llamar "manipulación o llamadas de atención”.

No hay que quitar importancia a estas llamadas de atención. A veces la persona no sabe o no tiene otra manera de expresar la magnitud de su dolor. Por ello, la expresión del deseo de poner fin a la vida siempre es un indicador de alto riesgo.

No. Los suicidios sin aviso previo son raros. La mayor parte de las personas que se suicidan lo manifiestan con mayor o menor claridad. Por ello es importante prestar atención a las señales de alerta.

Sí, el suicidio se puede prevenir. Es importante que las personas del entorno familiar, sanitario, educativo y laboral identifiquéis las señales de alerta y actuéis ante ellas.

No. La realidad es que el suicidio es multicausal. Los problemas graves o no graves —o la suma de varios— no son su causa directa. Tiene un papel importante la percepción de la persona que los sufre y muchos factores más.

Nunca debemos juzgar la validez del dolor que siente otra persona. Valorar desde nuestro punto de vista lo que para otras personas puede ser grave o menos grave puede llevar a subestimar el dolor que les puede causar.

Esto puede fomentar el aislamiento, la sensación de no ser comprendidas y que oculten el sufrimiento, especialmente en la niñez y adolescencia.

Lo que quiere realmente la persona con conducta suicida es dejar de padecer, es decir, liberarse definitivamente del sufrimiento que siente. Quiere morir porque no quiere seguir viviendo de esa manera.

Los sentimientos acerca de la vida o la muerte son confusos, ambivalentes. Los sentimientos de vida y de muerte se mezclan hasta que pueden llegar a imponerse estos últimos.

Al decirle que "todo pasa y todo se acaba resolviendo" puede parecerle que estamos banalizando su problema. Una frase como: "la verdad es que esto que me cuentas es muy triste. Hay momentos en los que parece que no vemos la salida, lo que no significa que no la haya… ", puede ser más útil.

¿QUÉ DEBO SABER
SOBRE EL SUICIDIO?

Es cierto que los y las profesionales de la psiquiatría y de la psicología son expertos en detectar y abordar el riesgo de suicidio, pero no son los únicos que pueden prevenirlo. Cualquier persona puede identificar signos de alerta y actuar para prevenir la conducta.

SEÑALES DE ALERTA DEL SUCIDIO

La mayoría de la gente que muere por suicidio muestra dos o más señales dentro de un período de dos meses antes.

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