TRABAJO EN EL ÁREA DE VIVIENDA

¿INFLUYEN LAS CONDICIONES
DEL ÁREA DE VIVIENDA EN LA
SALUD DE LA CIUDADANÍA?

La vivienda es uno de los determinantes sociales clave sobre la salud. Las condiciones residenciales influyen en la salud de las personas, ya sea por las condiciones del entorno donde se hallan las viviendas, por las características del edificio en sí o por las condiciones concretas del domicilio. Además, las dificultades para acceder a la vivienda y mantenerla, y para que esta satisfaga las necesidades de las personas que residen en ella a lo largo de toda su vida, también pueden traducirse en problemas de salud.

VIVIENDA: FACTORES DETERMINANTES EN SALUD

Cada desplegable incluye la información sobre el impacto en salud y el impacto en equidad del factor determinante.

Impacto en equidad:
sí

Impacto en salud:

La falta de aislamiento térmico y de calefacción influye en la salud. La mortalidad durante el invierno es mayor en regiones con climas más suaves que en regiones con inviernos más severos, lo que se debe en parte, a la capacidad de las viviendas de proteger a sus habitantes ante estas condiciones. Mejoras en el calentamiento y aislamiento de la vivienda muestran impactos positivos en la salud física, mental y social.

Al mismo tiempo, la falta de aislamiento térmico y de sistemas de refrigeración adecuados también tienen efectos sobre la salud. Existen asociaciones significativas entre altas temperaturas interiores y morbilidad respiratoria, y entre altas temperaturas exteriores y mortalidad. Tenemos mayor vulnerabilidad cardiovascular e inmunológica ante la exposición a temperaturas inestables.

También es importante una buena ventilación de los hogares, ya que aumentar las ratios de ventilación es beneficioso, entre otras cosas, para reducir los síntomas asociados al asma.

Niveles altos de humedad relativa favorecen la aparición de humedades, crecimiento de moho, bacterias o ácaros, condiciones asociadas a un incremento de 30-50 % de problemas respiratorios y de asma. Niveles bajos de humedad relativa se asocian a síntomas de ojo seco, sequedad nasal o aumento de la electricidad estática.

La iluminación natural en espacios de trabajo o aprendizaje se asocia a un mejor rendimiento y mayor capacidad de atención, reducción del estrés y de la fatiga. La deficiencia de vitamina D se ha asociado a enfermedades crónicas como algunos tipos de cáncer, depresión, deterioro cognitivo, infecciones y enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple.

Impacto en equidad:
sí

Impacto en salud:

La calidad del aire interior en las viviendas tiene efectos importantes sobre la salud. El exceso de humedad y moho está asociado a un incremento de problemas respiratorios y de asma. También hay que considerar los efectos sinérgicos de una exposición combinada, por ejemplo moho y compuestos orgánicos volátiles (COVs, sistema respiratorio), tabaco y amianto (cáncer de pulmón) o tabaco y radón (cáncer de pulmón).

El agua del grifo, aun siendo potable, puede contener otros contaminantes químicos, bacterias u otros contaminantes.

La iluminación en las viviendas puede influir en los patrones del sueño, lo que puede tener efectos sobre la salud: depresión, alteraciones metabólicas, problemas gastrointestinales. Estudios epidemiológicos apuntan a un mayor riesgo de algunos cánceres hormonodependientes por exposición a luz azul durante la noche.

El exceso de ruido en las viviendas también se asocia a problemas de salud (efectos auditivos: pérdida auditiva o tinnitus y no auditivos: afección del sistema cardiovascular, efecto negativo sobre la capacidad de aprendizaje en los niños y rendimiento cognitivo en los niños...). Los grupos de población más desfavorecidos tienen más problemas para la insonorización de sus viviendas.

Por último, la exposición a radiaciones se asocia a efectos a corto plazo, pero hay poca evidencia de su impacto a largo plazo.

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Impacto en equidad:
sí

Impacto en salud:

Los problemas de accesibilidad están significativamente asociados con una menor participación social y autonomía. Modificaciones para mayor accesibilidad en la vivienda pueden reducir las horas de cuidado en hasta un 42 % (especialmente cuidados informales). El impacto de condiciones insalubres se extiende a la salud física y mental.

La seguridad de las viviendas es un elemento importante para la reducción de accidentes. Entre las medidas preventivas asociadas a una mayor reducción de accidentes, se encuentran los detectores de humo y sistemas de extinción de incendios, las barreras de seguridad en escaleras y los protectores en ventanas. El temor a caídas en personas mayores puede desembocar en otros riesgos, como reducción de movilidad o aislamiento social.

Vivir en condiciones de hacinamiento se ha asociado a un mayor riesgo de enfermedades infecciosas (respiratorias, gastroenteritis, covid) así como a mayor riesgo de sufrir accidentes domésticos, trastornos mentales, exposición a humo de tabaco y bajo rendimiento académico en adolescentes.

Por último, en relación con el diseño de las viviendas, se ha observado que determinadas distribuciones de la vivienda se asocian a mayores índices de depresión. La vivienda en altura se ha asociado a mayor riesgo de aislamiento social y problemas mentales por escasez de espacios comunes. El almacenamiento adecuado, las vistas al exterior, o los espacios de comedor adecuados pueden favorecer la salud.

Impacto en equidad:
sí

Impacto en salud:

La carencia de vivienda o la posibilidad de perderla afecta a la salud física y a la salud mental, provocando enfermedades tales como: ansiedad, depresión, aislamiento, malestar emocional, esquizofrenia, trastorno psicótico y demencias alcohólicas.

También los problemas de accesibilidad. Cuando el precio del alquiler o de la adquisición de una vivienda no son asequibles, es difícil satisfacer otras necesidades básicas. Cuando las familias gastan más del 30 % de sus ingresos en facturas de alquiler o hipoteca, se reducen significativamente las cantidades que se pueden gastar en alimentación, energía, ocio u otros determinantes sociales de la salud y son susceptibles de empobrecerse.

Ello puede producir, además, problemas de desplazamiento involuntario a otras zonas (gentrificación). Además, es conocida la consistente relación de las personas sin hogar con unas condiciones de salud negativas.

La pobreza energética es la dificultad o incapacidad para mantener el hogar en unas condiciones adecuadas de temperatura a un precio justo. Aquellos hogares que deben destinar más del 10 % de su renta a dar respuesta a sus facturas energéticas son susceptibles de encontrarse en situación de pobreza energética.

Los precios crecientes de la energía, la reducción de las rentas familiares o la baja calidad de los edificios son los principales aspectos que motivan una situación de pobreza energética que representa una amenaza para la salud física y mental. Una vivienda en condiciones de frío puede conllevar problemas circulatorios, respiratorios y de salud mental. La consecuencia más extrema es la mortalidad atribuible a la pobreza energética.

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