Arte de amar
Una buena relación implica que se ha establecido un vínculo afectivo positivo. Pero, ¿cómo reconocer si el vínculo que has establecido es realmente positivo?
Lo primero que debe pasar para tener una relación saludable es sentirte una persona digna de ser querida. Quererte primero a ti antes que a otras personas puede parecer egoísta, pero no lo es. Si te consideras una persona digna de ser querida, cuidas tu espacio personal y respetas el de las demás personas.
No es suficiente amar, tienes que amar bien y te deben amar bien. Eso puedes saberlo observando cómo se comporta tu pareja contigo y tú con ella.
Decimos sí a la relación de pareja en la que las dos personas:
- Se aceptan, se aman tal y como son, con sus puntos fuertes y débiles. Esto no quiere decir que se haya de tolerar cualquier comportamiento.
- Se respetan, se tratan bien y no se juzgan, critican ni humillan. Ambas personas se sienten a gusto cuando están juntas y sienten que la relación les aporta bienestar.
- Expresan su amor con palabras, caricias y hechos, se dedican tiempo y no llevan la relación a escondidas. Se escuchan y se muestran interesadas y dan importancia por igual a la vida y las opiniones de cada miembro de la pareja.
- Se permiten autonomía y facilitan que cada una de ellas se relacione con su familia y sus amistades, y que lleve a cabo sus estudios, aficiones y trabajos que le importan. No se aíslan.
- Confían mutuamente, no quieren controlarse ni se piden pruebas de amor. No necesitan saber qué hacen a todas horas.
- Comparten las alegrías y las preocupaciones, y cuentan la una con la otra a la hora de tomar decisiones.
- Se cuidan, se protegen y se acompañan en los momentos difíciles, además de procurar lo mejor una por la otra.
Una relación tóxica es una dinámica interpersonal que se caracteriza por la presencia constante de elementos como la manipulación, el desequilibrio de poder, la falta de respeto y la desconsideración por las necesidades y sentimientos de la otra persona.
Este tipo de relación puede provocar daños emocionales significativos, tales como una baja autoestima, ansiedad y depresión. Es importante reconocer y afrontar las relaciones tóxicas para promover una salud sexual y emocional saludable.
En el marco de la promoción de la salud sexual, es fundamental entender que las relaciones saludables se basan en el respeto mutuo, la confianza, la comunicación abierta y el consentimiento.
En las relaciones tóxica, se pueden presentar diversos tipos de interacciones tóxicas, que incluyen:
- Manipulación emocional: manipulación constante de los sentimientos de la otra persona para obtener lo que se desea, causando una sensación de inestabilidad y confusión en ella.
- Control y dominación: intento de controlar y dominar todos los aspectos de la vida de la otra persona, desde las decisiones personales hasta las interacciones sociales, limitando su autonomía.
- Desprecio y falta de respeto: comentarios despectivos, sarcasmo, burlas o críticas constantes que desvalorizan y erosionan la autoestima de la otra persona.
- Comunicación hostil: comunicación agresiva, discusiones frecuentes y falta de resolución constructiva de conflictos, creando un ambiente de tensión constante.
- Celos excesivos o infundados: celos intensos y frecuentes sin una base real, que pueden llevar a conductas posesivas o restrictivas.
Si tienes una relación tóxica:
- No te alejes de tu red de apoyo (amigos, amigas y familia), y si lo has hecho, intenta recuperarla.
- Comunica a las personas en las que más confías lo que te pasa.
- Evalúa los beneficios que te aporta esta relación.
La relación abierta es un tipo de relación de pareja de "no monogamia consensuada" donde la relación de pareja es la "relación sexo-afectiva principal". Las personas que integran la pareja consienten en tener vínculos sexuales con otras personas, que son las “relaciones sexo-afectivas secundarias”.
El poliamor es una opción de vida amorosa de "no monogamia consensual". Se refiere a tener diversas relaciones sexo-afectivas a la vez con pleno conocimiento y consentimiento de todas las personas involucradas. Lo característico de esta concepción de las relaciones es que trata de vínculos emocionales, de compromisos, de cuidados, de todo lo que tenemos asociado al término “pareja” pero multiplicándolo por x número de personas, las cuales forman parte de una red afectiva.
Hay dos formas de poliamor:
- poliamor jerárquico: una de las relaciones sexo-afectivas es la principal, ya sea por compromiso, enamoramiento, etc.,
- poliamor no jerárquico: todas las relaciones están al mismo nivel de importancia, prioridad, amor, etc.
Relación abierta y poliamor son dos conceptos que implican el reconocimiento de la «no monogamia consensuada» como una forma más de relación sexoafectiva. Aunque pueden parecer relaciones en que la libertad es más grande, es imprescindible el principio de la honestidad de todas las personas implicadas, pactar porque todo el mundo esté satisfecho con los acuerdos a los cuales se llegan, tener una comunicación asertiva, confianza, respeto, autoestima, revisar los acuerdos de vez en cuando y resolver situaciones de:
- celos (demostraciones de cariño e intimidad desiguales),
- sentimiento de inferioridad en relación con otras personas,
- sentimientos de injusticia en relación con el compromiso (ayuda, cuidado, tiempo compartido, apoyo emocional, reconocimiento social de la relación).