MITOS Y CREENCIAS ERRÓNEAS SOBRE LA SEXUALIDAD
Es uno de los mitos del amor romántico. Puede llevar a normalizar en su nombre situaciones de maltrato físico o psicológico, pensando que se van a resolver con el tiempo. También puede hacer que hagas responsable a la persona amada de tu felicidad, o a sentirte responsable de la suya.
Es uno de los mitos del amor romántico. Nos hace creer que el amor es sólo pasión y que la pasión debe perdurar con la misma intensidad toda su vida. Esto puede traer frustración, malestar emocional y puede desencadenar también violencia.
Es uno de los mitos del amor romántico. Implica que el amor es posesión, y justifica conductas destructivas tuyas o de la otra persona que pueden convertirse en violencia.
Es uno de los mitos del amor romántico. El amor y la violencia son incompatibles. Si tu pareja te trata mal, no te quiere, y tú no tienes culpa alguna.
Es uno de los mitos del amor romántico. Las personas no somos ni media, ni un cuarto, ni un zumo de naranja exprimida. Cada persona es completa, y hay tantas formas de amar como personas. Pensar que te falta la mitad te puede hacer sentir una persona incompleta, insuficiente, inferior, no merecedora del amor verdadero.
Es uno de los mitos del amor romántico. ¿Qué es el amor de verdad? La unión entre dos personas puede darse con o sin matrimonio, y con o sin convivencia.
Este mito está influido por los roles de género que socioculturalmente se han ido atribuyendo a las mujeres y que se mantienen actualmente. Es una discriminación sexual que pretende reprimir a la mujer y penalizarla por el hecho de expresar y disfrutar de su sexualidad.
La menopausia no es el fin de la vida sexual de la mujer. Es cierto que en esta etapa se producen cambios físicos y de funcionamiento del cuerpo, pero esto no debe acabar con el deseo sexual, aunque puede verse afectado debido a otros factores y circunstancias vivenciales, emocionales, y según cómo se viva esta etapa de la vida.
La sexualidad en la menopausia es fundamental para la mujer para mantener su bienestar, es cuestión de explorar y redescubrir su placer adaptándose a las circunstancias de esta etapa.
El deseo sexual nace de la actividad fisiológica del cerebro y del cuerpo, es algo que va y viene depende de cada persona y del momento en el que se encuentra. Este mito se basa en la estructura patriarcal de la sociedad que controla la sexualidad de la mujer y no permite expresar su deseo sexual con libertad.
Este mito se ha ido reproduciendo históricamente alimentándose de la creencia de que el tamaño del pene está íntimamente ligado a la masculinidad y aporta la potencia y la satisfacción sexual.
Actualmente no existe base científica para establecer diferencias físicas de los genitales en función de una clasificación racial. Por su parte, las investigaciones concluyen que el tamaño del pene no es el único criterio para una relación íntima satisfactoria ni es la única parte sexual de un hombre.
Ser estéril no significa ser impotente. La esterilidad se refiere a la incapacidad de concebir hijos o hijas, mientras que la impotencia, o disfunción eréctil, es la dificultad para mantener una erección. Son condiciones distintas e independientes.
La menstruación no elimina toxinas, ni limpia el cuerpo. Es la etapa final del ciclo menstrual cuando no se ha producido la fecundación del óvulo. El endometrio, el revestimiento interno del útero que se prepara para recibir y nutrir un posible óvulo fecundado, se desprende. La mezcla de sangre, tejido endometrial y otros fluidos resultantes de este proceso se conoce como menstruación.
La masturbación es una forma natural y saludable de autoexplorar tu cuerpo y satisfacer el deseo sexual. Se practica en todas las culturas y durante todas las edades, puede bajar los niveles de estrés y ayudar a relajarte.
La masturbación es una actividad sexual normal y saludable que carece de efectos negativos en la producción de testosterona ni en la virilidad. De hecho, la masturbación puede tener beneficios para la salud como calmar el estrés, la mejora del sueño y el bienestar emocional.
No se recomienda en ningún caso el uso de doble preservativo, ya que la fricción durante las relaciones sexuales puede causar la ruptura de ambos preservativos y dejar a la persona sin ningún tipo de protección. Cuando hablamos de doble método nos referimos a la combinación de un método de barrera (preservativo interno o externo) + un método anticonceptivo hormonal (pastillas anticonceptivas, parche, anillo, etc.).
El embarazo se desarrolla dentro del útero donde el feto se encuentra protegido por el líquido amniótico, por tanto, el sexo durante el embarazo es completamente seguro a menos que el ginecólogo o la ginecóloga recomienden lo contrario.
Esta frase dice más de la persona que la piensa que del hecho en sí. Por otra parte, habría que reflexionar para definir qué significa que una persona sea “viciosa” porque no es una cuestión identitaria ni tampoco exclusiva de una orientación sexual no normativa, pues “los vicios” se entiende que hacen referencia a determinados comportamientos que cualquier persona, más allá de su orientación sexual, identidad de género, expresión de género o características sexuales, puede decidir tener, o no. Además, es una concepción errónea y estigmatizante que perpetúa estereotipos negativos y discriminatorios.
Las personas con discapacidad son muy diferentes unas de otras y pueden resultar más o menos atractivas para otras personas y para sus iguales. La atracción es subjetiva, no a todo el mundo le gusta lo mismo.
La mayoría de las veces esta atracción está aprendida, es decir, aprendemos socialmente determinados valores (las tradiciones, las redes sociales, los grupos de amistades, la familia, los medios de comunicación, la publicidad) que hacen los consideran socialmente como válidos, todo lo que sale de esta validez y capacitación, lo diferente, es rechazado casi por norma.
Parte de esta concepción tan negativa proviene de la idealización de unos determinados modelos de belleza y éxito social (y sexual), donde se enaltece la idea de que sólo personas con un determinado físico, habilidades, capacidades y características pueden resultar atractivas y conseguir ser felices a nivel personal, afectivo y erótico.
Uno de los grandes mitos es que las personas con discapacidad carecen de intereses, ilusiones, deseos, necesidad de enlaces afectivos, capacidad de enamorarse, capacidad y necesidad de sentir atracción y ser atractivas para otras personas. Pero la realidad es que sus cuerpos tienen capacidad de oír y excitarse./p>
Muchas veces el deseo surge de forma innata por la presencia de un objeto de atracción para las personas, otras veces, es fundamental el autoconocimiento y la autoexploración, y sobre todo facilitar oportunidades de accesibilidad a las experiencias afectivosexuales, en contra de los miedos y la sobreprotección. Se trata de explorar y conocer qué cosas excitan a cada persona, qué les hace sentir bien.
Generalmente las posibilidades de tener contacto con experiencias, permiten descubrir qué te gusta y qué le gusta a la otra persona, descubriendo incluso que si haces disfrutar a la pareja ayuda que tú misma estés más erotizada.
El deseo sexual puede trabajarse. No debe entenderse la falta del deseo como algo normal, sino que hay que buscar la causa, (ya sea por medicación, patología, conflictos, falta de aprendizajes y experiencias…), respetar la historia vital de cada persona, considerando la sexualidad como un derecho de todos y todas.
Es importante que familiares y cuidadores sean conscientes de este tema e incluso formarse para mejorar la red de apoyo de las personas con discapacidad.
El equipo de atención profesional también debe preocuparse y permitirse espacios donde dar respuestas a ciertas inquietudes y ampliar la mirada en la atención relacionada con la sexualidad de las personas con discapacidad.
Este mito está relacionado con el patriarcado, de acuerdo con el que es el hombre quien debe llevar la iniciativa en las relaciones entre dos personas. Por tanto, considerar que una mujer que lleva la iniciativa es una fresca o una puta es una discriminación machista, que debemos contribuir a erradicar.
La prostitución es una forma de violencia sexual, a menudo vinculada a la trata de personas con la finalidad de explotación sexual. La mayoría de personas que ejercen la prostitución no lo han elegido libremente. Por tanto, no es un oficio, sino una práctica, en el caso de las mujeres, del sistema patriarcal que considera a los hombres superiores a ellas.