MITOS Y CONTROVERSIAS
SOBRE EL TABACO

29 ideas erróneas sobre el tabaco que deberías conocer

Muchas personas encuentran un alivio a las tensiones sin depender del tabaco. Cuando dejes de fumar es necesario que aprendas a relajarte sin el cigarrillo.

Algunas veces el cigarrillo se utiliza como relajante y otras como estimulante. Debemos subrayar que fumar un cigarrillo te hace sentir bien porque en realidad vence el síndrome de abstinencia ocasionada por una bajada de los niveles de nicotina en la sangre.

El vacío que sienten algunas personas cuando dejan de fumar es síntoma de hasta qué punto el tabaco ha llegado a formar parte de sus vidas. Es más triste enfermar seriamente o morir por causa del tabaco.

El proceso de dejar de fumar incorpora estrategias que ayudan a buscar sentido en las pequeñas cosas de la vida cotidiana.

Las concentraciones de productos tóxicos en el humo los cigarrillos bajos en nicotina son menores, posiblemente por una manipulación del filtro, pero ello no quiere decir que fumarlos sea saludable ni menos perjudicial para las personas que cambian a este tipo de producto.

Las personas fumadoras que se pasan a los cigarrillos bajos en nicotina tienen la tendencia de inhalar más profundamente que antes, debido a la necesidad de mantener el nivel habitual de esta sustancia en la sangre. Esto hace que el riesgo asociado al consumo se puedamantener igual o que incluso aumente.

No hay ninguna manera segura de fumar.

Algunas personas engordan cuando abandonan el tabaco porque comen más y debido a alteraciones en el metabolismo. Solo un tercio del total de exfumadores gana peso.

De hecho, un tercio del total de exfumadores/as no gana ni pierde peso; otro tercio se queda como estaba o con un posible aumento de 2 o 3 kg que puede perder en unos meses espontáneamente. El resto pierde peso, generalmente gracias al inicio de programas combinados de ejercicio físico y dieta.

Si se produce un aumento de peso, tiene solución: se puede prevenir si se sigue una dieta equilibrada; es menos nocivo para la salud que continuar fumando.

Somos libres de marcarnos nuestras prioridades en la vida. Para ello hemos de estar bien informados para valorar los pros y los contras de cada opción. Fumar acorta la vida y disminuye sensiblemente la calidad de los años vividos.

Dejar de fumar es un proceso en el que se suceden etapas y pueden darse pasos atrás, lo que conocemos como la recaída. Recaer no es deseable, pero se puede aprender de la recaída y tener cuidado en el próximo intento. Cada vez que se intenta seriamente dejar el tabaco, se aprende algo que ayudará en el próximo intento.

La dependencia psicológica del tabaco afecta a todas las facetas de la vida de la persona fumadora, incluso a las relaciones. El proceso de abandono del tabaco incluye aprender a relacionarse con la gente sin la necesidad de fumar.

El consumo de tabaco se asocia a las actividades cotidianas de la persona fumadora. La capacidad de concentración es uno de los numerosos indicadores de la dependencia psicológica que ocasiona fumar.

Durante el proceso de tratamiento es necesario encontrar estrategias para concentrarse. Puedes buscar estas estrategias solo o con la ayuda de un profesional.

Al cabo de 5 - 10 años sin fumar, los riesgos se equiparan prácticamente a los de una persona que nunca ha fumado.

La mayor parte de los riesgos a los que se expone una persona fumadora disminuyen cuando deja el tabaco y a medida que aumenta el tiempo de abstinencia. Se reducen casi por completo al cabo de 5-10 años.

La percepción del tabaco y de la imagen que proyectan las personas fumadoras ha cambiado mucho a lo largo de los años.

Lo que pudo haber sido un signo de moda o estilo, hoy en día ya no tiene ese valor. Actualmente fumar es considerado por la mayoría de las personas como un hábito insano y sucio.

Al fumar, entran en los pulmones unas concentraciones tóxicas 400 veces superiores a las máximas toleradas en la industria que provoca más contaminación ambiental.

La acumulación de monóxido de carbono (CO) en el aire expirado por un fumador es entre 30 y 50 veces superior al de una persona que no fuma y que vive en una ciudad sometida a unos altos niveles de contaminación atmosférica.

Reconocer los riesgos del consumo de tabaco no significa olvidarse de otras causas que deterioran el medio ambiente. Es contradictorio estar a favor del control de la contaminación y no valorar el producto que más daño produce en el ámbito individual y doméstico.

La única cantidad que se puede fumar sin que afecte la salud es cero. No es cierto que fumar poco evite los riesgos asociados al consumo de tabaco, pero sí es verdad que el riesgo de sufrir enfermedades causadas por el tabaco se incrementa cuando aumenta el número de cigarrillos fumados, lo que no implica que haya una cifra mínima recomendada.

Aunque se fume poco, el riesgo es siempre superior al de una persona que no fuma.

Tu abuelo tuvo suerte. Lo cierto es que cuanto más fuma una persona y cuantos más años hace que fuma, se incrementa de manera importante su riesgo de sufrir y de morir prematuramente a causa del tabaquismo.

En épocas anteriores la frecuencia de fumar y la presentación comercial del tabaco (tabaco de liar) hacían que el consumo fuera menor que la actual.

Hay evidencias de que el tabaco acorta la esperanza de vida de 8 a 10 años y empeora la calidad de vida desde edades tempranas (45-50 años).

Solo es cuestión de tiempo que las sustancias que hay en el humo del tabaco produzcan efectos sobre tu salud.

En el humo de la fuente principal (inhalada) y de la fuente secundaria (humo del cigarrillo en el ambiente) se han identificado más de 4.500 constituyentes, algunos de los cuales tienen efectos perjudiciales para la salud, como el cáncer.

La mayoría de estos efectos se deben a la presencia de monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno, amoníaco, ácido cianhídrico y acroleína, entre otras sustancias.

Sí lo está. No hay ninguna duda de que el tabaco es el principal factor causante del cáncer de pulmón, de laringe y de cavidad bucal. Es el responsable de entre el 80 % y el 90 % de los casos de cáncer de pulmón en los hombres.

El cáncer de pulmón ha desplazado al cáncer de mama como primera causa de mortalidad en las mujeres en aquellos países en los que las mujeres empezaron a fumar primero masivamente.

El riesgo de desarrollar un cáncer de pulmón está relacionado estrechamente con el número de cigarrillos que se han fumado y la edad de inicio del consumo.

El tabaco es un cancerígeno de tipo A. Esto significa que no tiene dosis de seguridad. Con un solo cigarrillo al día se puede desarrollar un cáncer.

La nicotina es la responsable de la dependencia física del tabaco. Se trata de un estimulante neuronal potente que actúa a nivel central y periférico del cerebro como una sustancia adictiva.

Muchas personas quieren dejar de fumar a lo largo de su vida y no siempre lo consiguen fácilmente.

A menudo es necesaria la ayuda de profesionales sanitarios especializados. Dejar de fumar no es un acto de fuerza de voluntad. Para dejar de fumar es necesario tener una lista de motivos por los que se quiere dejar de fumar. Estos motivos son la principal ayuda.

El grado de dependencia física al tabaco está relacionado directamente con la cantidad de cigarrillos fumados y el tiempo desde el comienzo de la adicción.

No es fácil superar la dependencia física y, a menudo, hace falta ayuda profesional y medicación para superar el síndrome de abstinencia.

La dependencia física es la primera cosa que se soluciona en el proceso de dejar el tabaco. Cuesta más abordar la dependencia psicológica.

Las ventajas de dejar de fumar son muchas y, aunque al principio puede ser difícil, después de un tiempo se siente una gran satisfacción por haber superado una adicción.

Experimentarás mejoras en tu vida cotidiana y en tu salud. Con toda seguridad.

Las recaídas son parte del proceso de abandono del tabaco. Todas las personas fumadoras que quieren dejar de fumar pasan por algún episodio de recaída que se puede remontar y del que pueden salir fortalecidas para el próximo intento.

Las recaídas nos ponen cada vez más cerca de la abstinencia definitiva.

Cualquier momento puede ser bueno para dejarlo si estás preparado/a para ello. Está claro que dejar de fumar pide tiempo y esfuerzo; por eso conviene planificar el momento para hacerlo y prepararse bien.

Dejar defumar es lo mejor que puedes hacer por tu salud.

El tabaco es la primera causa de muerte evitable en los países industrializados. Aproximadamente uno de cada dos fumadores fallece por alguna enfermedad relacionada con el tabaco.

En el mundo mueren casi seis millones de personas al año por causa del tabaco. El promedio es de una persona cada seis segundos.

A menudo, cuando nos planteamos dejar de fumar aparece la idea de fuerza de voluntad como algo necesario para conseguirlo. Este concepto incluye aspectos tan variados como capacidad de esfuerzo, constancia y resistencia ante los problemas y/o los obstáculos.

Si bien todo ello es necesario en el proceso del abandono del tabaco, también es importante saber que la fuerza de voluntad no es un rasgo de la personalidad, no es algo que tengamos siempre, o por el contrario, algo de lo que carezcamos. La fuerza de voluntad es un esfuerzo que hacemos cuando tenemos un gran interés por conseguir un objetivo determinado.

Para los fumadores fumar un cigarrillo es una importante fuente de gratificación. Por ello, en los primeros momentos de abandono es frecuente que aparezca la sensación de haber perdido algo importante. Sin embargo, a medida que transcurren los días, esta sensación desaparece.

Poco a poco el cigarrillo perderá importancia y volverá usted a disfrutar de las cosas y las actividades de la misma forma que antes.

Siempre que una mujer embarazada fuma se producen alteraciones en el feto ya que los componentes del tabaco atraviesan la barrera placentaria.

Aunque durante un tiempo el fumador no note los efectos negativos del tabaco, se está produciendo el daño en el organismo. Es cuestión de tiempo.

La sola acción de fumar un cigarrillo aumenta la presión arterial y eleva la frecuencia cardíaca de 10 a 15 latidos por minuto.

El fumador pasivo tiene mayor riesgo de padecer todas las enfermedades producidas por el tabaco, lo cual se agrava en el caso de los niños.

En 2004, el humo ambiental del tabaco fue responsable de 600.000 muertes prematuras en todo el mundo; el 28 % eran niños.

Una droga se define como una sustancia que provoca adicción física y psicológica y que provoca síndrome de abstinencia cuando deja de consumirse. El tabaco cumple todos estos requisitos.

Nunca es tarde para dejarlo. Por mucho tiempo que se lleve fumando, siempre se experimentarán cambios positivos en la salud, el bienestar físico y psíquico, la economía y la estética.

Hay quien cree que solamente las personas que han sufrido un buen susto o las que tienen mucha fuerza de voluntad pueden lograr dejar de fumar. Eso no es cierto: cualquier persona puede dejar de fumar.

Lo importante no es la fuerza de voluntad, sino tomar la decisión, tener claro el objetivo y poner en marcha las estrategias para conseguirlo.

MI SEMANA 3 PARA DEJAR DE FUMAR

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