Es normal que cuando tienes un problema importante para ti, le des vueltas para buscar posibles intentos de solución. Sin embargo, atraparte en pensamientos angustiantes puede llegar a provocarte un malestar que dista mucho de ser una ayuda y no facilita ningún tipo de resolución ni a nivel práctico ni emocional.
¿Cómo me enfrento a estos pensamientos recurrentes? En el momento en el que un pensamiento me ronda la cabeza de una manera que me angustia constantemente o me hace sentir mal conmigo mismo o con mi entorno, diferencia de si se trata de un problema con solución o sin ella. ¡No puedes solucionar todos los problemas que se te pongan por delante! ¡Eso también es normal!
El problema tiene solución: Puedes pedir ayuda a tu entorno o intentar buscar posibles soluciones y llegar a ellas, paso a paso.
El problema no tiene solución: Piensa en cómo te afecta y cómo puedes cambiar tu actitud con respecto a ese problema en particular.
Compartir un problema con alguien cercano de tu entorno te puede ayudar a verlo de otra forma y a encontrar una solución incluso.
Cuando sientas tanta angustia que te cueste enfrentarte al problema o verlo de una manera razonable, aprender a relajarte en momentos de estrés puede ser muy útil para ver la situación desde otra perspectiva.
En el caso de que nada de esto funcione y los pensamientos se conviertan en obsesiones o que hagamos repetitivamente algo para calmar la ansiedad (aunque entendamos que la acción no tiene mucho sentido), consulta a tu médico/a o enfermera/o del centro de salud.